jueves, 17 de septiembre de 2015

EFECTOS DEL TABACO SOBRE LA PIEL.

PIEL Y TABACO. UNA PAREJA INCOMPATIBLE.





La piel sufre las consecuencias del tabaquismo, no sólo con enfermedades graves como el cáncer, sino también con aquellas que afectan su estética generando arrugas prematuras, cabello reseco y piel seca. El tabaco lesiona la piel de todo el cuerpo pero ésto es más manifiesto en la cara, porque se suman los efectos de los rayos ultravioletas del sol. El tabaquismo provoca un envejecimiento prematuro en la piel, que es más evidente en las mujeres.

El consumo de tabaco provoca deshidratación de la piel que aparece áspera, inflexible e quebradiza. El cabello también sufre los efectos secantes del monóxido de carbono, pierde luminosidad y se vuelve quebradizo.

La mayoría de los fumadores con más de 10 años de consumo pueden identificarse sólo por el examen facial. Así, el rostro del fumador tiene las siguientes características:

-Arrugas más marcadas y profundas.
-Aparición de arrugas en el contorno de los labios y ojos por la acción de contraer los labios al fumar y entrecerrar los ojos para evitar que les entre humo.
-Líneas superficiales y profundas en las mejillas.
-Se observan los relieves óseos de los pómulos.
-Aparición de manchas en color púrpura.

Todos estos signos suelen manifestarse en la piel a partir de los 35 años de edad. También se ha demostrado que la piel femenina se ve más afectada por el tabaco que la del hombre, esto se debe a que es mucho más delicada y fina.
La nicotina provoca una reducción de los estrógenos en mujeres, lo que facilita que la piel se vuelva más seca e incluso la aparición de más vello corporal.

El tabaquismo afecta a una adecuada absorción de la vitamina A, esencial para proteger a la piel frente a la acción de dichas moléculas, y altera la concentración de componentes como el colágeno y la elastina, imprescindibles para mantener una piel tersa, joven y radiante.


CICATRIZACIÓN Y ALTERACIONES DE LA BOCA.

Fumar también origina alteraciones en la cicatrización, dado que el humo del tabaco disminuye la oxigenación de los tejidos. El monóxido de carbono del humo compite con el oxigeno por la hemoglobina, lo que disminuye la cantidad de oxígeno que llega a los tejidos periféricos.

El tabaco también produce alteraciones bucales, dado que la nicotina afecta directamente a la región pariodental. El alquitrán es altamente irritante para las mucosas y las encías, lo que aumenta el riesgo de gingivitis. Además el calor producido en los labios por el consumo de cigarrillos o de tabaco en pipa puede originar cáncer de labio por la microagresión repetida.






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